LAS CONDUCTAS COMO CLAVE EN LA PREVENCIÓN DEL ACOSO LABORAL
Marcos Rebollar
Asesorar y formar a nuestros clientes acerca de las conductas más apropiadas en el contexto de la prevención del acoso laboral se ha convertido en una actividad que nos brinda un gran estímulo para mejorar la convivencia, el ambiente laboral y el foco en las empresas. Trabajar con las personas la conciencia y el comportamiento adecuado contribuye a nuestro propósito de fomentar entornos de trabajo productivos, orientados al resultado, y a la vez que generadoras de bienestar y de un clima laboral positivo y seguro. Vamos más allá de la legislación, que mucho ha hecho por encuadrar y dimensionar el problema dentro del contexto empresarial.
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El acoso laboral es una conducta individual o colectiva que, no sólo perjudica la salud y la productividad de quienes la sufren, sino que envilece y toxifica el clima y las relaciones dentro de las organizaciones. Combatirlo y prevenirlo no sólo es un deber moral sino que contribuye a la sostenibilidad a largo plazo de las empresas.
Poner límites a las conductas y hacerlas explícitas es un paso necesario para conseguir un ambiente laboral más seguro, además de hacer las organizaciones más atractivas en un contexto de lucha despiadada por el talento. En este sentido, me gusta ejercitar las conductas enriquecedoras como el respeto mutuo, la comunicación abierta y respetuosa, expresar las opiniones de una manera asertiva, tratar el conflicto como un elemento productivo de las dinámicas empresariales, o ser flexibles y adaptativos con los demás.
El papel de los líderes es fundamental, y por ello considero completamente necesario que se involucren en la formación y la consolidación de este tipo de comportamientos positivos. Muchas veces te encuentras a personas con responsabilidad directiva que lo ven como algo en lo que tienen que formarse los demás, cuando los primeros en dar ejemplo tienen que ser quienes están al timón; los que fijan los límites y consienten o no determinadas actitudes. Y ojo, sin renunciar a una elevada exigencia, que una cosa es la carga de trabajo y otra las formas que se muestran.
En definitiva, no sólo se trata de los problemas legales en que pueda caer una organización tóxica en la que se consiente el acoso, sino de la calidad percibida de la organización, la marca empleadora, el foco en el negocio unido al respeto. Una buena inversión.